Las
prácticas de magia negra son un hecho que pocos aceptan abiertamente, a un más
dentro de la iglesia, que repudia estas acciones, pero es innegable la
exigencia de estas prácticas. Todo posee
su contrario, así entonces por todo el bien que hay en la tierra, podemos
encontrar maldad en ella.
Los rituales que se están
presentando en la ciudad de Hermosillo están
catalogados como vudú. Estas se orientan a causar el daño del prójimo por medio de muñecos con
apariencia similar a la persona que se le quiere infringir el daño o bien con la fotografía de esta.
Los trazos de pentagramas, los
muñecos con alfileres, el orden en que fueron colocadas las velas y diversos
elementos más que encontró el señor Ibarra Sánchez en los terrenos del
Paloverde son claros componentes del ritual vudú; este tipo de rito no es algo
que se deba tomar a la ligera, las consecuencias que esta práctica puede
generar en la persona perjudicada son graves.
Antiguamente, muchas de las
ceremonias vudúes eran realizadas en el más absoluto secreto ya que incluían
incluso sacrificios humanos. Con el paso del tiempo, los sacrificios de humanos
fueron reemplazados por animales como gatos, perros, gallinas, conejos o
corderos.
Uno de los objetos más conocidos de
esta práctica, son los muñecos. Estas figuras se pueden fabricar de distintas maneras
como con tela o paja y debe incluir algún objeto de la persona a la que se
pretende dañar. El muñeco en sí representa a la persona a la que se quiere
hacer un maleficio. La cabeza representa la mente y cuando es trabajada con
magia negra a la victima se le producen diferentes malestares y trastornos
mentales como estrés, depresión y falta de control de sí mismo, entre otras
cosas.
Las extremidades, por otra parte, son
trabajadas con ataduras para que la persona quede literalmente atada de brazos,
sin poder hacer nada. Mientras que las amarras en las piernas pueden llegar a
producir problemas al caminar. La idea es que no pueda avanzar tanto mental
como físicamente.
Es lamentable que este tipo de actos
se estén desarrollando en la capital del estado, su presencia es un hecho y
sólo me queda instar a los ciudadanos a tomar medidas de precaución y avisar de
inmediato a las autoridades sobre cualquier irregularidad sobre todo en zonas
baldías, donde mayor concentración de estos actos se llevan a cabo por la
privacidad que estos tienen.